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Medio Ambiente

y conservación

Conservación

Los pueblos indígenas del norte de La Paz, hemos sido custodios de la biodiversidad de nuestros territorios durante generaciones. Para nosotros, la conservación no es solo una estrategia ambiental, sino una forma de vida profundamente vinculada a nuestras cosmovisiones y prácticas culturales. Los bosques, ríos y montañas que habitamos no son simplemente recursos, sino seres vivos con los que mantenemos relaciones de respeto y reciprocidad. A través de este vínculo sagrado, nuestros pueblos aseguran la preservación de algunos de los ecosistemas más diversos del planeta.

Con el apoyo de varias organizaciones, nuestras organizaciones indígenas hemos elaborado e implementado planes de manejo sostenible y planes de vida que combinan nuestros conocimientos tradicionales con herramientas científicas modernas. Esta colaboración nos ha permitido la creación de zonas de conservación sobrepuestas a nuestros territorios, como en el caso del Parque Nacional Madidi y la Reserva de la Biosfera Pilón Lajas, donde somos los pueblos indígenas los que gestionamos la biodiversidad, protegiendo especies en peligro y restaurando áreas degradadas. Nuestro rol en la conservación es clave para preservar estas importantes áreas de conservación, garantizando un equilibrio entre el uso responsable de los recursos y la conservación de los ecosistemas.

A través de la conservación, desde el punto de vista indígena, los pueblos del norte de La Paz hemos logrado no solo proteger nuestro territorio frente a las amenazas externas, como la deforestación y las actividades extractivas, sino también garantizar la supervivencia de nuestra cultura y la relación armoniosa con la naturaleza. Nuestro modelo de conservación es reconocido a nivel nacional e internacional, demostrando que los pueblos indígenas somos actores fundamentales en la protección de la biodiversidad, beneficiando tanto a las comunidades locales como al planeta en su conjunto.

Biodiversidad

Nuestros territorios albergan una biodiversidad excepcional. Nuestra biodiversidad no es solo un recurso natural, sino el sustento de nuestra cultura, espiritualidad y modo de vida. Los ecosistemas que habitamos, como los bosques amazónicos y yungas, son refugios de una inmensa variedad de especies de plantas, animales y microorganismos, muchas de ellas únicas en el mundo y esenciales para el equilibrio de la naturaleza.

Nuestras comunidades trabajan activamente en la protección de especies clave dentro de nuestros territorios, como son: el jaguar, el oso andino, el águila harpía, tortugas, lobito de río, caimanes y diversidad de especies de aves emblemáticas, peces y ranas endémicos, cobertura forestal y plantas medicinales.

El proyecto Identidad Madidi, identificó para el Parque Nacional Madidi un total de 1800 especies de vertebrados y aproximandamente 12000 especies de plantas. La conservación de esta biodiversidad no solo es vital para la salud del medio ambiente, sino que también está estrechamente vinculada a las prácticas tradicionales de las comunidades, como la caza, la pesca y la recolección, todas actividades sostenibles que aseguran la renovación de los recursos naturales.

Para los pueblos indígenas, cada ser vivo tiene un papel importante en el ciclo de la vida. Los conocimientos tradicionales, transmitidos de generación en generación, nos permiten gestionar de manera cuidadosa los ecosistemas, garantizando su conservación a largo plazo. A través de la sabiduría ancestral de los sabios y en colaboración con aliados en conservación, nuestros pueblos continúan protegiendo la biodiversidad de sus territorios, no solo para su propio bienestar, sino para el de nuestros hijos.

Sostenibilidad

Los pueblos indígenas del norte de La Paz, practicamos la sostenibilidad y el manejo responsable de los recursos naturales desde hace muchas generaciones. Para nosotros, la tierra, los bosques y los ríos son parte de un tejido vivo que debe ser respetado y cuidado. A través de nuestro conocimiento ancestral, combinado con el apoyo de diferentes organizaciones, nuestros pueblos han desarrollado modelos de manejo que equilibran el uso de los recursos con la conservación de los ecosistemas.

Por ejemplo, el pueblo tacana, ha implementado sistemas de cosecha sostenible de caimanes que han sido reconocidos como un modelo de éxito, permitiendo la conservación de la especie al mismo tiempo que genera ingresos para la comunidad. En la gestión forestal, los pueblos indígenas seleccionan cuidadosamente los árboles que se cortan para madera, evitando la sobreexplotación y promoviendo la regeneración del bosque.

Las comunidades Tacana y Mosetén recolectan el cacao silvestre de manera cuidadosa, seleccionando los frutos maduros sin dañar los árboles ni el ecosistema circundante. Este cacao, de alta calidad, es procesado y vendido a mercados especializados, generando ingresos sostenibles extra sin impactar negativamente a los bosques.

Por otra parte, comunidades tacana en el norte de La Paz, realizan la recolección de castaña que es una actividad tradicional que se realiza con criterios de sostenibilidad. Las comunidades recogen las nueces de castaña (también conocidas como nueces de Brasil) durante la temporada (diciembre a marzo), permitiendo que los árboles continúen su ciclo natural de vida. La castaña es vendida a terceros y se transforma en productos comercializables, como aceites y alimentos, promoviendo el desarrollo económico sin comprometer el equilibrio ecológico.

El uso de palmeras en la región es otro ejemplo de sostenibilidad. Las comunidades indígenas tsimane, mosetene, tacana, ese ejja, araona, leco y uchupiamona utilizan las hojas de palmeras, como la jatata y el motacú, para elaborar techos, canastas y otros productos artesanales. Este uso no implica la tala de los árboles, ya que las hojas se cosechan de manera controlada para permitir su regeneración. Además, las semillas y frutos de las palmeras son aprovechados en la alimentación y en la fabricación de productos artesanales.

Finalmente, las artesanías indígenas, como cestos, tejidos y tallados en madera, representan un manejo responsable de los recursos naturales. Las comunidades emplean materiales locales, como fibras vegetales, semillas y maderas seleccionadas, en sus procesos artesanales. Estos productos no solo generan ingresos para las comunidades, sino que también reflejan la profunda conexión de los pueblos indígenas con su entorno natural y su compromiso con la sostenibilidad.

 

Minería

Los territorios de los pueblos indígenas Leco, Tacana, Tsimane, Mosetén, Ese Ejja y Uchupiamona en el norte de La Paz han enfrentado una creciente presión por actividades mineras, tanto legales como ilegales. La minería, especialmente del oro, ha generado serios impactos ambientales y sociales en nuestras comunidades, a razón de ello hemos visto amenazados y alterados nuestros modos de vida tradicionales y la integridad de nuestros territorios ancestrales.

En muchos casos, la minería ilegal ha sido uno de los mayores desafíos. Los pueblos Leco, por ejemplo, han luchado contra operaciones mineras no autorizadas en sus territorios, que han contaminado ríos y suelos con mercurio y otros químicos tóxicos. Esta contaminación ha afectado gravemente las fuentes de agua y la biodiversidad local, poniendo en riesgo la salud de las comunidades y la fauna. A pesar de las denuncias y las acciones judiciales emprendidas por las comunidades, la minería ilegal sigue siendo un problema persistente que pone en peligro la conservación de sus territorios.

Por otro lado, en territorios como los de nuestros pueblos Tacana y Mosetén, se han otorgado concesiones para minería legal, pero sin una consulta previa adecuada, violando los derechos de las comunidades indígenas. Aunque estas concesiones cumplen con ciertos requisitos formales, las comunidades a menudo no son incluidas en los procesos de toma de decisiones, lo que genera conflictos y resistencia. La minería legal también ha causado deforestación y alteración de los ecosistemas, afectando la pesca y la agricultura, que son pilares fundamentales para la subsistencia de estas comunidades.

Ejemplos de resistencia incluyen las acciones legales emprendidas por los pueblos leco, uchupiamona, mosetén y la más relevante la Acción Popular que emprendió la CPILAP el 2023 y gana la tutela en noviembre del mismo año. Con todas ellas hemos logrado frenar temporalmente proyectos mineros en nuestros territorios, sin embargo, la amenaza continúa, y los pueblos indígenas del norte de La Paz seguimos defendiendo nuestro territorio frente a la explotación descontrolada, buscando asegurar la sostenibilidad de nuestros recursos naturales y la protección de nuestra cultura frente a la minería, tanto legal como ilegal.

Fuego

Los pueblos indígenas del norte de La Paz, enfrentamos una creciente amenaza de incendios forestales que ponen en peligro nuestros territorios, nuestras comunidades y la biodiversidad que albergan nuestros bosques. Estos incendios, a menudo exacerbados por la expansión agrícola, la deforestación y las actividades ilegales, han llevado a nuestras comunidades a implementar planes de contingencia con la colaboración de organizaciones de conservación.

Durante el primer semestre del 2024, se ha iniciado la elaboración de planes de contingencia contra incendios por cada organización territorial, mismos que se centran en la prevención y la respuesta rápida. Las comunidades se han organizado en patrullas locales que monitorearan sus territorios, detectando incendios en sus primeras etapas para evitar que se propaguen. Además, se han establecido zonas de amortiguamiento y cortafuegos naturales utilizando técnicas tradicionales, como la gestión controlada del fuego.

Otro aspecto clave es la capacitación comunitaria. Las comunidades se han organizado en brigadas de bomberos voluntarios, formados para actuar de manera coordinada y segura en caso de incendios. Estas brigadas estarán equipadas con herramientas y conocimientos técnicos para contrarrestar cualquier foco de calor.

Los pueblos indígenas también han debido integrar prácticas de restauración postincendio, asegurando que las áreas afectadas puedan regenerarse de manera sostenible. En conjunto, estos planes de contingencia son un reflejo del compromiso de nuestros pueblos indígenas a favor de la protección de nuestros territorios y la defensa de nuestra forma de vida, frente a las amenazas que los incendios representan para la salud de nuestras comunidades y la biodiversidad en general del norte de La Paz.

Áreas Protegidas

Como pueblos indígenas guardianes de la amazonía y las montañas del norte de La Paz, nuestros territorios abarcan una vasta diversidad biológica y cultural. Los territorios de los pueblos leco, tacana, tsimane, mosetén, ese ejja, uchupiamona y araona están entrelazados con áreas protegidas de gran valor ecológico, que también reconocen y protegen nuestros derechos ancestrales. Estas áreas no solo son reservas naturales, sino también espacios donde ejercemos nuestro manejo territorial y espiritual.

Entre las áreas protegidas clave para nuestros pueblos se encuentran:
El Parque Nacional Madidi: Un extenso santuario de biodiversidad que abarca selvas tropicales, montañas y valles y alberga más de 9 mil especies de plantas y animales. Para los pueblos Uchupiamona, Tacana, Leco y Ese Ejja, el Madidi es un territorio sagrado y fuente de vida. Aquí, nuestras prácticas tradicionales de caza, pesca y agricultura coexisten con los esfuerzos de conservación, de espacios que cumplen funciones de garantizar las fuentes de agua, sostener el suelo y brindarnos alimento y aire para respirar.

La Reserva de la Biósfera y Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Pilón Lajas: Este territorio es un hogar para nuestros pueblos Mosetén y Tsimane, quienes han vivido y protegido estas tierras durante generaciones. Se conservan alrededor de 2500 especies de plantas y alrededor de 750 especies de vertebrados. En Pilón Lajas, combinamos el conocimiento ancestral con la conservación moderna, asegurando la salud de nuestros ríos, bosques y montañas.

El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Apolobamba: Para llegar al hogar del pueblo Leco se viaja a través de la cordillera de Apolobamba, mismo nombre que recibe el área protegida y que muestra tanto las altas montañas andinas como los bosques nubosos. Aquí, se han determinado importantes reservas de agua en sus glaciares y una hermosa variedad de paisajes, dado su amplio gradiente altitudinal.

Estas áreas protegidas son más que espacios de conservación biológica; son los cimientos de nuestra identidad, cultura y formas de vida. Defendemos estos territorios no solo por su valor ecológico, sino porque en ellos residen nuestros ancestros, nuestra espiritualidad y nuestra visión del mundo. Como custodios de la tierra, nos comprometemos a seguir protegiendo estos espacios para las futuras generaciones, asegurando que tanto la biodiversidad como nuestras culturas florezcan juntas.

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